Diseñan la técnica más segura para obtener células madre y evitar rechazo de trasplantes

El procedimiento transforma células de la piel en células madre, lo que evita el riesgo de cáncer y mutaciones, evitando el uso de células embrionarias y el rechazo del paciente en terapias contra diabetes o ceguera.

La fuente de todos los tejidos y órganos son las células madre, por lo que la ciencia en ellas tiene las esperanzas de curar enfermedades como el Parkinson mediante el reemplazo de células dañadas o permitir la reconstitución de órganos. Sin embargo, la principal fuente de estas células está en los embriones humanos en los primeros días de su desarrollo, lo que ha generado un fuerte debate ético.

Ahora un nuevo método diseñado por expertos de la U. de Harvard y Advanced Cell Technology Inc, en EE.UU., promete cambiar radicalmente este escenario, al crear la técnica más segura para conseguir células madre, mediante el uso de proteínas humanas y células de la piel de los pacientes. El procedimiento usa fibroblastos, células que se sacan de la parte más profunda de la piel y que gracias a la incorporación de proteínas modifican su información genética hasta hacer retroceder su reloj biológico hasta que son indistinguibles de las células madre embrionarias.

Así, se elimina la polémica y se evita el rechazo del sistema inmunológico de futuros trasplantes de tejidos, ya que se usan células del propio paciente. Esto permitiría expandir la investigación para regenerar las células deterioradas en la diabetes tipo 1 o cultivar células para revertir la ceguera.

MENOS RECHAZO

El estudio publicado en la revista digital Cell Stem Cell emplea células de la piel a las que les coloca material genético que las vuelve cada vez más inmaduras, hasta llegar a su estado inicial de células madre. Para transportar los genes, los especialistas usan una molécula, que en este caso fue una proteína o péptido y que se encarga de penetrar la célula.

La técnica se basa en un procedimiento japonés de 2007 que, en lugar de usar una proteína, usaba un virus modificado genéticamente. Aunque se abría una fuente casi ilimitada de células para trasplantes, el virus presentaba riesgo de generar cáncer o mutaciones."Al usar un virus, la información viral queda en la célula para siempre, y ante una enfermedad, esa información que estaba reprimida puede expresarse. Esto se evita con el péptido", dice Rommy Von Bernhardi, doctora en ciencia y docente del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la UC.

Robert Lanza, jefe científico de Advanced Cell, este método "elimina los riesgos asociados con la manipulación genética y genera por primera vez una fuente segura de células madre pluripotentes inducidas para uso clínico. Esta es la solución definitiva en este campo; simplemente se añaden algunas proteínas a unas cuantes células de piel y ¡voilá!. ¡Células madre específicas para un paciente!".

AMPLIO USO

La experta de la UC explica que esta técnica podría tener un uso muy extendido: "Avanzaron en la primera etapa en que las células diferenciadas se desdiferencian, pero después deben nuevamente diferenciarse, por ejemplo, en músculo cardiaco o células del sistema nervioso". De esta forma se abren nuevas alternativas de terapia para deficiencias en el músculo cardiaco o traumas del sistema nervioso.

"Después de unas pocas pruebas más -para asegurar que todo esté funcionando apropiadamente- debiese estar listo para su uso comercial", indicó Robert Lanza. La nueva técnica permite partir con células muy asequibles, como las de la piel, a através de un método muy poco invasivo para el paciente. "Hoy las células adultas que se usan son de la medula ósea, que es bastante más traumático de obtener y tiene más complicaciones", sostiene Von Bernhardi, quien añade que al trabajar con células del mismo paciente, no existe rechazo del sistema inmune.

Ante lo promisorio de la técnica, las pruebas clínicas de gran escala comenzarán a mediados del próximo año.

Fuentes de células madre

rioja2.com - Los progenitores hematopoyéticos o células madre pueden obtenerse directamente de la médula ósea, de la sangre o bien de la sangre de cordón umbilical.

Las células madre de la médula ósea se obtienen mediante múltiples punciones en los huesos de la parte posterior de la cadera. Estas punciones se efectúan a través de dos únicos orificios en la piel bajo anestesia general. Aunque en algunos casos puede realizarse bajo anestesia epidural, la anestesia general es recomendable ya que permite que el procedimiento sea más cómodo para el paciente y además facilita la labor del médico. La duración habitual de una aspiración de médula ósea es de 2 a 3 horas.

En todos los casos se repone parte del volumen de sangre extraído mediante una autotransfusión que se administra durante el procedimiento. Para ello, se le realiza al donante una extracción de sangre unos días antes de la aspiración de médula ósea. Esta sangre se guarda convenientemente identificada para ser utilizada el día de la intervención. De esta forma se evita exponer al donante a productos sanguíneos no propios. Adicionalmente, los donantes reciben hierro por vía oral durante un par de meses. El efecto secundario más frecuente que provoca la donación de médula ósea es un dolorimiento en las zonas de punción que puede persistir unas 24 horas y que se controla fácilmente con analgésicos por vía oral.

SANGRE PERIFÉRICA

En condiciones normales la cantidad de células madre que circulan en la sangre es muy escasa. Sin embargo, es posible movilizar grandes cantidades de esas células desde la médula hacia la sangre de donde pueden ser recogidas sin necesidad de anestesia general.

Para ello, antes de la recogida, los donantes han de recibir durante cuatro o cinco días una inyección diaria de GCSF. Este fármaco, modalidad artificial de una proteína que se encuentra en el cuerpo de forma natural, es capaz de movilizar las células madre de la médula ósea a la sangre. La mayoría de los donantes toleran muy bien el GCSF aunque puede dar molestias tales como cansancio, cefalea, dolores en los huesos y músculos o síntomas similares a una gripe. Estos efectos secundarios son transitorios.

En el caso del trasplante autogénico es el propio paciente el que recibe el GCSF y actúa como "donante" de células madre. En algunas ocasiones es necesario administrar quimioterapia junto con el GCSF para facilitar la movilización y recogida de una cantidad adecuada de células madre.

Una vez que las células madre se han movilizado hacia la sangre se recogen mediante un procedimiento denominado aféresis. Las aféresis consisten en extraer sangre del donante (o el paciente en el caso de trasplante autogénico) a través de una vena de la flexura del codo. Dicha sangre se procesa en una máquina que separa las células madre y devuelve los restantes elementos de la sangre al donante a través de una vena del otro brazo. En el caso de los pacientes, a veces es necesario colocar un catéter venoso central para las aféresis. La duración de una aféresis es de aproximadamente 3 horas. Es un procedimiento bien tolerado, con escasos efectos secundarios de los que cabe destacar los hormigueos por ser frecuentes. A diferencia de la obtención de médula ósea, las aféresis se realizan de forma ambulatoria y no es necesaria la anestesia general.

En el caso de los donantes, 1 ó 2 sesiones de aféresis suelen ser suficientes para obtener una cantidad adecuada de células para un trasplante. Sin embargo, en los pacientes puede ser necesario un mayor número de sesiones. Una vez obtenidas, las células madre de sangre periférica pueden administrarse inmediatamente o ser congeladas hasta su utilización (obviamente, en el caso de trasplante autogénico, siempre se congelan).

Los progenitores de sangre periférica se emplean cada vez con mayor frecuencia por su mayor facilidad de obtención y por permitir una recuperación de la función medular más rápida tras el trasplante. En la actualidad en España, prácticamente la totalidad de los trasplantes autogénicos y más del 70% de los trasplantes alogénicos se efectúan con progenitores de sangre periférica.

SANGRE DE CORDÓN UMBILICAL

La sangre del cordón umbilical contiene de forma natural una gran cantidad de células madre que pueden ser utilizadas para trasplante. Tras el parto, una vez cortado el cordón umbilical es posible recoger la sangre que queda en el cordón y la placenta y que, en condiciones normales, serían desechada. A continuación estas células son criopreservadas (congeladas) para su eventual utilización en un trasplante. Este procedimiento no conlleva ningún riesgo para la madre ni para el recién nacido.

El principal inconveniente de estos progenitores es que, a pesar de la elevada concentración de células, el volumen es pequeño, por lo que la cantidad total de células obtenida no es suficiente para un receptor adulto con un volumen corporal elevado. Por ello el empleo de estos progenitores queda limitado a los niños y a los adultos con un bajo volumen corporal.

Los cordones, tras superar un control de calidad, se almacenan en Bancos de Cordón Umbilical especializados en varios centros en diferentes países a los cuales pueden ser solicitados para un paciente en concreto. Actualmente, España es el segundo país del mundo en número de cordones almacenados.

En ocasiones el producto obtenido (médula ósea o sangre periférica) se manipula con la finalidad de reducir el riesgo de la llamada enfermedad del injerto contra el huésped (EICH), complicación relativamente frecuente tras el trasplante alogénico. Tanto la médula ósea como la sangre periférica contienen además de las células madre, otras células acompañantes llamadas linfocitos. Los linfocitos son los responsables de la EICH. En aquellos trasplantes en los que existe un mayor riesgo de esta complicación, la médula ósea o la sangre se manipulan en el laboratorio para eliminar parcial o totalmente los linfocitos.

El futuro de la traumatología pasa por la investigación en células madre y la bioingeniería molecular, según un experto

europapress.es - El presidente del comité organizador del XXXIX Congreso Hispano-Italiano de Traumatología y Ortopedia, Francisco de Santiago Fernández, admitió hoy que el futuro de esta especialidad "pasa por tres grandes pilares", que resumió en la investigación con células madre adultas, el uso del plasma y la bioingeniería molecular.

En un desayuno informativo para presentar los contenidos del próximo XXXIX Congreso Hispano-Italiano de Traumatología y Ortopedia, que se celebrará en Sevilla del 18 al 20 de junio, este especialista explicó que, desde el punto de vista de los procedimientos mecánicos que actualmente se llevan a cabo para tratar las lesiones por fracturas, "poco más vamos a avanzar en los próximos 30 años, a excepción de las soldaduras biológicas".

De hecho, reconoció que el "futuro" de la especialidad "pasa por darle la oportunidad a los tejidos y huesos a que se puedan regenerar", de ahí, reseñó, "el que se esté hablando de la investigación con células madre adultas y la bioingeniería molecular".

En cualquier caso, aclaró que aún en el momento presente "entre el 40 y el 60 por ciento" de las urgencias que entran en un hospital "responde a problemas de tipo traumatológico, fundamentalmente por lesiones de tráfico de distinta gravedad".

De Santiago se refirió igualmente al avance de la osteoporosis femenina, una dolencia que calificó de "auténtica epidemia silente del siglo XXI", de la que alertó "masifica enormemente las consultas traumatológicas" y de la que reveló "está detrás del 75 por ciento de las fracturas que atendemos".

Según avanzó, éste y otros temas serán lo que se debatirán a lo largo del próximo XXXIX Congreso de la sociedad, un evento que prevé reunir a más de 800 profesionales de España y sur de Italia.

Antiñolo: El ojo, excepcional para investigar con células madre embrionarias

adn.es - Guillermo Antiñolo, director de la Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, ha destacado hoy que el ojo, en especial la retina, es un órgano "excepcional" para investigar terapias avanzadas basadas en células madre embrionarias.

Antiñolo, uno de los científicos autorizados en España para investigar con este material genético, ha explicado que el ojo es un órgano muy aconsejable para dichas investigaciones "porque es un espacio aislado donde se pueden controlar y medir perfectamente tanto los efectos positivos como los adversos de estas terapias".

Además, el hecho de que la retina esté compuesta por neuronas especializadas convierte a estas células en una diana idónea para comprobar el efecto de las terapias basadas en células madre embrionarias.

Este investigador, coordinador del simposio internacional que se celebra hoy en Sevilla sobre la aplicación de terapias avanzadas con células madre embrionarias en enfermedades de la retina, dirige el equipo del hospital Virgen del Rocío que el pasado otoño identificó el gen 'EYS', el de mayor dimensión en el ojo humano y causante de la retinosis pigmentaria, la forma más común de ceguera hereditaria.

Su grupo de investigación también ha conseguido cultivar una línea de células madre embrionaria y está a punto de entregar la segunda en unos meses.

También ha sido responsable del primer caso registrado en España de un bebé seleccionado genéticamente para liberarle de una enfermedad hereditaria y compatible con su hermano, a quien ha curado de dicha patología tras un trasplante de células madre de su cordón umbilical.

A preguntas de los periodistas, Antiñolo ha señalado que "sería fantástico" alcanzar un ensayo clínico sobre terapias celulares en la retina de humanos, "pues sería fácilmente exportable a otros órganos", pero ha opinado que aún faltan varios años para que sea posible, a diferencia del ensayo clínico para el daño espinar recientemente anunciado en EEUU.

Ha añadido que su equipo de investigación está "muy cerca" de generar un modelo animal con el cual experimentar en relación al gen 'EYS', causante de la ceguera hereditaria, así como de aclarar otras enfermedades de base genética causadas por dicho gen.

"Esperamos resultados muy interesantes para el último trimestre de este año", ha adelantado.

Respecto a la evolución de las tres líneas actuales de investigación celular: con células madre embrionarias, con células madre adultas y con células inducidas o reprogramadas, Antiñolo ha opinado que "convergerán".

"Lo que se aprende de una de estas líneas de investigación se traslada a otra y la información converge; al final, tendremos una mezcla de ellas y lo que es verdad es que se está avanzando mucho y muy rápidamente y estamos muy cerca de realizar un ensayo clínico para saber si esta aproximación terapéutica es buena o no que, al final, es lo importante".

Más de 70.000 mujeres podrán conservar sus células madres en una nueva clínica abierta en la capital

europaress.es- Más de 70.000 madres podrían beneficiarse de la conservación de células madre en el momento del parto tras la apertura de una nueva delegación de Sevibe Cells, empresa especializada en esta materia, en el número 6 de la avenida del Brasil de la capital, informó hoy la compañía.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en los últimos cinco años han nacido en Madrid, una media de 70.438 niños al año. En 2007 se produjeron en la capital 2.925 nacimientos más que el año anterior y en 2006, 2.545 más que en 2005.

La sede central de Sevibe Cells se encuentra en el Parque Tecnológico del Vallès (Barcelona) y colabora, a día de hoy, con el Hospital Memorial Infantil de Varsovia. La compañía está construyendo su propio banco de células madre en España. Además, cuenta con personal dedicado a la investigación con células madre colaborando con algunos de los principales hospitales de nuestro país.

El trasplante de células madre se presenta en la actualidad como la primera opción para el tratamiento de aproximadamente 80 enfermedades relacionadas con trastornos del sistema hematológico, tales como leucemias y anemias.

Las células madre que se extraen del cordón umbilical presentan muchas ventajas respecto a otras alternativas, mejorándose los resultados en el proceso de trasplante. De este modo, se minimiza el rechazo por incompatibilidad y, además, las células del cordón presentan un nivel de pureza y potencialidad más elevada.

A finales de 2007 en España había almacenadas 28.801 unidades de sangre de cordón umbilical en los seis bancos públicos que existen en el país, según datos del Plan Nacional de Sangre de Cordón. De éstas, 4.805 se encontraban en el banco de cordón de Madrid. El almacenamiento de la sangre del cordón umbilical en estos bancos públicos se considera una donación y, por lo tanto, el uso de las células está abierto a cualquier persona que lo precise y sea compatible.

También son cada vez más las familias que optan por la conservación privada. En el año 2006 había conservadas 7.200 unidades de forma privada. Dos años después esta cifra se había triplicado, alcanzando las 25.000 muestras conservadas en la decena de bancos privados que opera en nuestro país.

Los bancos privados de cordón umbilical guardan muestras de 30.000 bebés

Instantes después del parto, mientras el niño recibe los primeros cuidados médicos, un especialista se entrega a la tarea de proporcionar al bebé el que quizás sea un medicamento del futuro: su propio cordón umbilical. El técnico retira la sangre residual de la placenta de la parturienta con una cánula y la desinfecta. La muestra, muy rica en células madre, comienza entonces un viaje relámpago que la llevará fuera del país. Desde los aeropuertos de Madrid-Barajas o del Prat en Barcelona volará al extranjero, probablemente a EE.UU. o Alemania, protegida como si fuera un tesoro para ser almacenada cuanto antes en un banco biológico privado. El objetivo es que ese pedacito orgánico pueda ser útil en un futuro para el bebé. Pero, ¿para qué? Aquí empieza la polémica. Las empresas dedicadas a la conservación de estas células aseguran que serán fundamentales en los avances de la medicina regenerativa en casos de diabetes tipo 1, infarto de miocardio o para producir tejidos u órganos. La compatibilidad es total y no hay posibilidad de rechazo. Parte de la comunidad médica lo rechaza. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) asegura que «hoy por hoy, guardar el propio cordón umbilical no tiene una utilidad clínica demostrada», en palabras de su coordinador, el doctor Rafael Matesanz.

Las empresas españolas dedicadas a esta tarea han crecido de manera desproporcionada desde 2005, al amparo de una legislación con grandes vacíos que permite la extracción de las células en España pero que prohíbe a almacenarlas dentro de nuestras fronteras, por lo que tienen que congelarse en EE.UU., Reino Unido, Bruselas o Alemania. Sólo hay un banco privado instalado en Alcalá de Henares, ya que la autorización depende de las comunidades y Madrid decidió en su día darle el visto bueno. En total, son catorce firmas -la mayoría en Madrid y Barcelona y una en Palencia-, más de la mitad creadas el pasado año. Se trata de un número inusual en Europa o EE.UU., donde apenas trabajan tres o cuatro bancos biológicos en cada país. Desde que los Príncipes de Asturias decidieron conservar el cordón de su primera hija, la infanta Leonor, un gesto que no estuvo exento de críticas, acudir a un banco de células se ha hecho más popular. En España, más de 30.000 familias han hecho lo mismo con sus niños y se espera que a final de año sean 10.000 más. Incluso se ha convertido en un original regalo tras el nacimiento. En vez del clásico cochecito, «los abuelos han comenzado a regalar la conservación del cordón a sus nietos», reconoce Santiago Luengo, director general de Secuvita, una de las principales empresas españolas del sector.

«No somos sensibles a la crisis», dice Luengo. «Alrededor del 4% de los padres toma esta decisión y van a más». Según explica, los progenitores son personas preocupadas por garantizar la salud de sus hijos, «parejas de 28 a 37 años, con un nivel cultural y un poder adquisitivo medio alto». Entre sus clientes hay «futbolistas, artistas, autoridades, pero también gente humilde». Gastan en ello cerca de 2.000 euros, más una «cuota» anual de 90 euros por la conservación del cordón. ¿Lo vale o es tirar el dinero?

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) no se opone a los bancos privados, pero cuestiona su utilidad. La ONT aboga por la donación altruista de sangre de cordón umbilical a los siete bancos de titularidad pública que existen en España. Considera que el sistema privado quiebra el principio de altruismo que caracteriza al nacional de trasplantes. Matesanz apunta a ABC.es la ausencia de evidencias sólidas sobre su potencial médico en la actualidad. «Yo no lo haría con mis hijos ni se lo recomendaría a los míos que lo hicieran con los suyos», asegura a ABC.es. Sin embargo, Luengo no tiene dudas. «La sangre de la placenta sólo tiene nueve meses de vida y está llena de células madre de gran calidad, casi siempre libres de virus, bacterias y células tumorales, que pueden ser muy útiles en el futuro como medicina regenerativa».

El responsable de Secuvitas señala que ensayos clínicos ya han demostrado su validez en la lucha contra la diabetes juvenil tipo 1 y hay estudios en curso que utilizan el trasplante de células madre contra el infarto de miocardio y el cerebral. Precisamente, la doctora Joanne Kurtberg, de la Universidad de Duke, en Nueva York, presentará en junio en un congreso en Los Ángeles unos sesenta casos de niños de pocos meses a 16 años, todos con parálisis cerebral, que han sido tratados con sus propias células madre con «resultados muy llamativos». Los pequeños, afectados en mayor o menor medida, consiguieron recuperar parte del habla, la visión y parte de las funciones psicomotoras. «Pueden sentarse de nuevo, sonreir, no sufren espasmos...», describe Luengo. Los resultados parecen muy prometedores, ya que esta patología es muy severa y no tiene tratamiento, pero Matesanz pone los pies en la tierra: se trata de «casos aislados, que no están demostrados a nivel experimental», puntualiza. «El día que lo consiga, a esa doctora le daremos el Premio Nobel», ironiza. Luengo anuncia otro caso interesante: «En Madrid, un niño de dos años con parálisis cerebral ha conseguido recuperar parte de sus reflejos después de recibir el trasplante de sus propias células». La intervención se realizó en un hospital de la Seguridad Social hace seis meses y aún no se ha hecho pública para comprobar la evolución del chaval.

A menos 198ºC

Las muestras de cordón umbilical se criopreservan a -198ºC y pasan por un tanque de cuarentena antes de ir a su «frigorífico» definitivo. «Duran más allá de la vida de un ser humano, unos 200 años», explica Luengo, otro aspecto que la ONT pone en cuestión. Fallecido el propietario, pueden ser utilizadas por sus descendientes. Para ello, «la conservación debe ser perfecta». En este sentido, Luengo critica la proliferación de bancos de cordones. «Hay mucho advenedizo, oportunistas que no ofrecen calidad y que se amparan en la falta de regulación», advierte. Entonces, ¿por qué no acudir a un banco público? El sistema es diferente. La donación, siempre generosa, es anónima y la familia pierde el derecho sobre el cordón de su bebé. Está destinado para cualquier persona que pueda necesitarlo en cualquier parte del mundo, aunque sí puede preservarse en caso de que haya un familiar enfermo.

Fuente: abc.es

Stem Cells

Células madre. Se abre la veda

Barack Obama acaba de levantar el veto a investigar con células madre. Resurge la carrera por la medicina regenerativa. Pero junto a la investigación puntera se dispara el ‘turismo celular’, los fraudes y los escándalos. Entramos en el laberinto.

En febrero de 2005, un matrimonio israelí acudió con su hijo al centro médico Sheba, dependiente de la Universidad de Tel Aviv en Israel. El chico, de 13 años, en silla de ruedas, sufría recurrentes dolores de cabeza y padecía una rara enfermedad congénita neurodegenerativa, la ataxia telangiectasia, que desgasta el cerebelo y produce una descoordinación de los movimientos. Los médicos le diagnosticaron un tumor benigno en el cerebro y la médula espinal. Un año después extrajeron la masa tumoral de la médula. Estupefactos, comprobaron que el cáncer se había originado a partir de las células fetales de al menos dos abortos, uno de ellos una niña. La ataxia suele matar antes de los 20 años, y los padres, desesperados, habían viajado incluso a Moscú en mayo de 2001 para someter al pequeño, que por entonces contaba nueve años, a un tratamiento experimental con células fetales. Albergaban la esperanza de que, una vez inyectadas en su cerebro, las células regenerasen algunas de las funciones cerebrales perdidas. Tras dos sesiones de inyecciones más, en 2002 y 2004, el resultado fue bien triste. Los doctores describieron el caso en la revista PLoS Medicine el pasado febrero: las células fetales se habían diseminado por el cerebro, creando más tumores. Se constató clínicamente que las células madre extrañas producen cáncer en humanos.

Estos tratamientos experimentales se caracterizan precisamente por su falta absoluta de control. En los últimos años han proliferado clínicas que ofrecen, mediante vigorosas campañas demarketing, el milagro de la medicina regenerativa. Este “turismo de células madre” viene atrayendo a enfermos desesperados a países como Rusia, China, Tailandia y otros lugares de Asia, pero ya alcanza al mundo más desarrollado: en Japón hay compañías que promocionan terapias celulares contra el mal de Alzheimer, la diabetes o las lesiones de médula espinal. En Colonia (Alemania), el centro XCell ofrece células curativas para males como la esclerosis lateral amiotrófica (la enfermedad paralizante que padece el popular físico Stephen Hawking) o la disfunción eréctil. Las ofertas abarcan incluso a desórdenes cromosómicos como el síndrome de Down. Muchas de estas compañías tratan a sus pacientes fuera de sus fronteras, en lugares cuya regulación es escasa o nula, después de haber transferido cantidades que en muchos casos comienzan a partir de 20.000 dólares.

Las técnicas de venta son muy hábiles. Bajo una apariencia respetable y médicos con un currículo de prestigio, las clínicas cuelgan en Internet los testimonios de los pacientes: las células funcionan. Cualquier mejoría es exagerada automáticamente. Y las terapias están a la última, pues son objeto activo de investigación. En ningún lado se habla de aprobación por parte de las autoridades sanitarias. Douglas Sipp, director de comunicación científica del Centro RIKEN para el Desarrollo Biológico en Japón, se ha hecho eco de este “turismo celular” en la revista Science. “Es un fenómeno reciente, aunque hay muchas clínicas rusas que han estado realizando estos tratamientos durante algún tiempo, de acuerdo con lo que explican sus páginas web”, comenta Sipp a El País Semanal en conversación telefónica desde Japón. “La excitación que produjo el descubrimiento de las células embrionarias humanas en 1998 ha derivado en que la gente hable de las potencialidades de estos tratamientos. Y algunas empresas no han esperado a que se realicen los ensayos clínicos para comercializar las células madre para tratar enfermedades en las que no hay evidencias de que funcionen”.

“La mayoría de las terapias basadas en células madre son procedimientos médicos experimentales, y los riesgos y beneficios resultan inciertos”, insiste por su parte el profesor Martin Pera, fundador del centro Eli y Edythe Broad para la Medicina Regenerativa e Investigación de Células Madre de la Universidad de Southern California (EE UU). Sin extensos estudios preclínicos de seguridad y eficacia detrás, cualquier terapia celular es una quimera. “Los pacientes deberían evitar las clínicas que no siguen estos criterios”, advierte este experto.

Pero el mensaje que escuchan estos enfermos es otro. Las bondades de las células madre, embrionarias o fetales, la promesa a la vuelta de la esquina para atajar enfermedades incurables, han tronado en las noticias de la televisión, artículos y noticias no bien contextualizados. Muchas veces se confunde presente con un futuro aún lejano. Douglas Sipp admite que parte de esta distorsión se ha amplificado por los medios, pero son éstos los que descubren el fraude. Las terapias de células fetales han alimentado un mercado de fetos humanos procedentes de Ucrania y vendidos para su comercialización en clínicas del Caribe como el Instituto de Medicina Regenerativa de Barbados, algo que fue desvelado por una investigación de la BBC, lo que desembocó en el cierre de esa clínica. El diario Los Angeles Times publicó en 2005 un reportaje de investigación de un hombre llamado Tom Hill que sufría de esclerosis lateral amiotrófica y que recurrió a una de estas empresas, Biomark International, para recibir un tratamiento de células fetales, atraído por la propaganda de la empresa. Hill acudió a Toronto en julio de 2003 para recibir una inyección de 1,5 millones de células, por las que envió previamente una transferencia de 10.000 dólares a un banco de Atlanta, esperando mejorías en unas ocho semanas. Murió ocho meses después. La Agencia Federal de Alimentación y Fármacos (FDA o Federal Drug Administration) intervino las cuentas bancarias de Biomark y la cerró. Más de 220 pacientes habían recibido inyecciones. “No dispongo de estadísticas, pero muchos de los sitios web de estas clínicas ahora aseguran que han tratado a varios centenares de pacientes al año, y en el caso de una web china, a varios miles”, indica Sipp. En su opinión, no resulta exagerado afirmar que cada año miles de pacientes se someten a estas terapias.

La venta de falsas promesas científicas ensombrece un campo de investigación cuya potencialidad médica es innegable. “Cuando piensas en las enfermedades por las que gente mayor enferma y muere, como las del corazón, las dolencias neurodegenerativas y varios tipos de cáncer, se trata de enfermedades en las que las células se están deteriorando”, ha indicado Jonathan Slack, director del Instituto de Células Madre de la Universidad de Minnesota, a la web de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAC). “En el caso del cáncer, se trata de una destrucción mecánica de los tejidos por los tumores. Así que, teóricamente, podrías curarlas si retiras las células dañadas y las reemplazas por las sanas”.

Es un largo camino que debe recorrer aún la ciencia médica. Dos acontecimientos recientes van a revitalizarlo. El presidente de EE UU, Barack Obama, firmó a principios de marzo una orden ejecutiva por la que levantaba las restricciones que pesaban sobre la investigación de células embrionarias humanas con fondos federales en EE UU. Y la FDA aprobaba a finales de enero el primer ensayo clínico con células embrionarias humanas mediante su inyección en la espina dorsal de diez personas con lesiones medulares no más antiguas de dos semanas. La empresa que lleva el tratamiento, Geron, había solicitado permiso a la FDA un año antes, pero le fue denegado por información insuficiente, a pesar de los miles de folios remitidos –cerca de 21.000–, las decenas de millones de dólares invertidos y los ensayos clínicos en los que ratas paralizadas volvían malamente a andar. Los vientos políticos en la primera superpotencia científica son favorables. “La prohibición ha sido levantada, pero no habrá fondos federales hasta que los institutos nacionales de la salud desarrollen asesoramiento ético para la investigación”, indica por correo electrónico a El País Semanal Mark Frankel, director del programa Scientific Freedom, Responsability & Law Program (Programa de Ley, Responsabilidad y Libertad Científica) de la AAAC. “En general, el público americano apoya la iniciativa de Obama”.

A pesar de ello, los científicos contienen ahora el aliento por si algo sale mal con este primer ensayo clínico en los lesionados medulares: células fuera de control, tumores indeseados… “Sería un desastre, una pesadilla, si nos encontramos con problemas así en este primer ensayo”, ha declarado el doctor John A. Kessler, director del Centro de Células Madre de la Universidad Northwestern, a The New York Times.

Las precauciones no son pocas. “Este ensayo empezará a finales de año, y en su primera fase se determinará la seguridad”, indica Martin Pera. Nadie cree seriamente que los pacientes paralizados salten de sus sillas de ruedas tras el tratamiento. Aunque, por si acaso, los más optimistas esperan con el rabillo del ojo algunas mejorías; las células inyectadas son las precursoras de los oligodendrocitos, que actúan como células de apoyo a las neuronas y que fabrican la mielina, una sustancia aislante que recubre las fibras nerviosas, esencial para que la señal se transmita de una neurona a otra. En los enfermos medulares, las señales se han interrumpido. Una ganancia leve en la movilidad, ayudada por la rehabilitación, sería un éxito. Si los datos ayudan, la compañía pedirá la aprobación para extender el ensayo a más enfermos con lesiones más severas y dosis más altas.

Quizá no ocurra nada. ¿Estaríamos frente a un fracaso? Sí y no. “Las células embrionarias humanas fueron identificadas hace unos diez años, y ahora se acaba de aprobar el primer ensayo clínico”, nos matiza James M. Wells, director del departamento de células pluripotentes de la Fundación para Investigación del Hospital para Niños de Cincinnati (EE UU) y uno de los más reputados investigadores en este campo. “Todavía no se ha determinado su seguridad en los humanos. Se han empleado de forma segura en animales usados como modelos de enfermedades, mientras que otros estudios han mostrado la formación de tumores benignos llamados teratomas”. Martin Pera admite: “Hay preocupaciones sobre la seguridad de los productos derivados de las células madre. Pero hay varias estrategias ya disponibles para prevenir la formación de tumores”.

En otras palabras, es aún muy pronto. La búsqueda de la célula perfecta, aquella capaz de transformarse en músculo, nervio, hueso, piel o en una fábrica de insulina, el Santo Grial de la Biología, terminó a finales del siglo pasado, cuando dos investigadores estadounidenses, John Gearhart y James Thompson, aislaron respectivamente células madre del tejido reproductivo de fetos humanos y aquellas procedentes de los propios embriones. Pero es una historia de apenas diez años. El fin del principio.

Hay un segundo ensayo clínico que espera también autorización, esta vez en el Reino Unido, para tratar una enfermedad del ojo llamada degeneración de la mácula, una dolencia que desemboca en la pérdida de visión en la parte central de la retina. Investigadores británicos esperan conseguir la aprobación de su Gobierno para ensayar entre 2010 y 2011 en enfermos un tratamiento a base de células del epitelio de la retina derivadas de células embrionarias.

También hay cierta confusión que conviene aclarar. Las células embrionarias exhiben la plasticidad necesaria para convertirse en cualquier tipo de tejido, requisito indispensable para que el embrión pueda crecer y desarrollarse. En contraposición, las células madre adultas, presentes, aunque en número escaso, en muchos tejidos humanos, sólo se especializan en formar el tejido al que pertenecen. El rechazo inmunológico ocurre si se trasplantan células madre adultas de un individuo a otro, y eso no excluye a las embrionarias o las que deriven de ellas. Es uno de los grandes escollos. Sin embargo, las células adultas sí curan. Actualmente se usan contra ciertos tipos de leucemia –trasplantes de médula ósea o inyecciones de células hematopoyéticas para reponer la sangre– y algunos tipos de anemias y desórdenes del sistema inmunológico. El pasado marzo, médicos españoles en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla anunciaron el éxito de un tratamiento llevado a cabo en Andrés, un niño de siete años que sufría una forma de anemia congénita. El muchacho recibió un trasplante de células madre adultas del cordón umbilical de su hermano –el cual había nacido libre de la enfermedad gracias a un diagnóstico genético previo– y vio restablecidos sus niveles de hemoglobina.

Pero el éxito de estas terapias hay que enmarcarlo en el tiempo desde que se produjo el hallazgo, recuerda James Wells. “Las células madre adultas de la sangre fueron identificadas hace 60 años, y es en las dos últimas décadas cuando los investigadores han averiguado la forma de usarlas para el tratamiento de las enfermedades de la sangre”. ¿Podemos esperar un milagro parecido con las células embrionarias? En su opinión, hay una lista corta de enfermedades que son candidatas a someterse a terapias con este tipo de células en el futuro, pero la espera puede ser larga: el párkinson, la diabetes, las dolencias cardiovasculares y la enfermedad crónica del hígado. “Para la mayoría de las enfermedades, las terapias basadas en células embrionarias humanas están aún en desarrollo anterior a la fase clínica, en la fase de laboratorio”, afirma Martin Pera.

Por otra parte, la orden ejecutiva de Obama levanta las restricciones del uso de fondos federales impuesta por el anterior presidente, George W. Bush, para la investigación de células madre embrionarias. En realidad, el asunto es un poco más complejo. En 2001, Bush sí permitió fondos limitados para investigar algunas líneas celulares que habían sido derivadas de embriones humanos, algo que fue prohibido por una ley de 1996, llamada Dickey-Wicker, que impedía usar los impuestos de los estadounidenses para crear y destruir embriones en busca de sus células madre. Sin embargo, la experimentación con embriones es legal en EE UU siempre que se haga con fondos privados (en España, la creación de embriones humanos exclusivamente con fines de investigación está prohibida por la ley de investigación biomédica de 2007, pero se permite la obtención de sus células para investigación siempre que los embriones no se hayan creado para este fin). Obama ha levantado el pie del freno, aunque el poder para anular la ley Dickey-Wicker no depende de él, sino del Congreso.

Hasta que eso no ocurra, si es que sucede, los investigadores no podrán crear sus propias líneas celulares embrionarias, aunque sí podrán acceder a centenares de estirpes celulares embrionarias que ya existen. Habrá más fondos públicos disponibles, en cualquier caso. “Creo que acelerará algunos proyectos y quitará un montón de burocracia para otros”, opina Jonathan Slack por correo electrónico. “Y va a mejorar la imagen internacional de la ciencia norteamericana más allá de sus fronteras”.

Durante este año, es probable que la controversia política acerca de los propios embriones y la posibilidad de ser usados como fuentes de células –previo consentimiento de los donantes– se acentúe por la iniciativa de Obama. Pero los últimos avances en ingeniería celular están dejando perplejos incluso a los más escépticos. Los investigadores han dado con un arma formidable, las llamadas células pluripotentes inducidas (en inglés, pluripotent stem cells o iPS): la técnica consiste en tomar células diferenciadas de una persona (la piel, por ejemplo) para reprogramarlas, mediante virus y otros procedimientos, y convertirlas en células con características de embrionarias. Ambas estirpes celulares “son idénticas en sus propiedades”, asegura Jonathan Slack. En lo que llevamos de 2009, los investigadores han logrado cultivar estirpes celulares embrionarias a partir de enfermos, y, en su opinión, este tipo de células constituyen el candidato ideal para estudiar las enfermedades y llevar a cabo las futuras terapias celulares. La técnica se está refinando hasta el punto de fabricar células embrionarias libres de los virus introducidos en ellas para reprogramarlas. Las células iPS ofrecen “ una técnica muy prometedora, ya que puede usarse para generar células madre específicas e idénticas del propio enfermo para una terapia”, asegura James Wells. “En el futuro, un paciente que padece la enfermedad de Parkinson acudirá a la clínica y se le practicará una biopsia de la piel. La clínica creará entonces células madre para transformarlas en nuevas neuronas para el enfermo”. En teoría.

Las células inducidas o iPS, al fabricarse del propio individuo, podrían salvar posturas irreconciliables, la de los partidarios y la de los detractores que niegan toda experimentación con células embrionarias humanas. Si el progreso no se detiene, es muy posible que estas células acaben con las trifulcas políticas entre grupos religiosos y conservadores y la izquierda. En el mejor de los casos, podrían convertirse en la fuente inagotable de células flexibles y maleables con la que sueña la medicina regenerativa, desplazando a las células genuinas procedentes de los embriones. “No está aún claro si estas células inducidas son equivalentes a las embrionarias a la hora de generar cualquier tipo de tejido o si pueden permanecer estables durante el cultivo in vitro”,indica Pera, “pero son una gran promesa, quizá la mejor manera de generar grandes bancos de células madre para minimizar el problema del rechazo después del trasplante”.

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