Reconstruir la mama a partir de grasa de la propia paciente que se le extrae del abdomen, tratarla para separar las células madre y volver a inyectarla en el pecho dañado por un cáncer. Todo en cuatro o cinco horas y sin nuevas cicatrices. Cinco mujeres madrileñas han sido las primeras de España en someterse a esta intervención pionera, que ensaya el Gregorio Marañón junto con otros tres hospitales europeos, en Reino Unido, Italia y Bélgica.
La clave son las células madre mesenquimales, células adultas que tienen la capacidad de transformarse en diferentes tejidos del organismo. Si la técnica funciona -algo que podrá comprobarse dentro de un año-, querrá decir que esas células habrán generado vasos sanguíneos nuevos que permitan irrigar la zona afectada.
"Es el futuro. Creo que se podrá reconstruir una mama entera con grasa y células madre", aseguró ayer la jefa del servicio de cirugía plástica y reparadora del Gregorio Marañón, Rosa Pérez Cano, durante la presentación de la técnica. En una sola sesión de quirófano se extraen células madre de la grasa abdominal de la paciente y, tras refinarlas, se reinyectan en la mama, que había sido parcialmente extirpada para tratar el cáncer previo. Al ser grasa de la propia paciente, no hay rechazo. "En cuatro horas la paciente se va a su casa", afirmó Pérez Cano.
La idea, que se ha ensayado ya en animales de laboratorio (desde ratones a cerdos), es que esas células madre den origen, sobre todo, a los vasos sanguíneos que cualquier tejido necesita para sobrevivir, y también a adipocitos que hagan de relleno para el pecho. Así se evita uno de los inconvenientes de los autoimplantes de grasa, que es que ésta se reabsorbe.
Las mujeres candidatas han superado un tumor denominado T1 N0 M0. Esto quiere decir que se trata de cánceres muy pequeños en los que no había metástasis en los ganglios ni otros órganos. Las condiciones son muy restrictivas para asegurarse de que no se produce una de las complicaciones que más temen quienes ensayan con células madre. Éstas tienen una elevada capacidad para proliferar, por lo que se considera que están en el origen de los procesos cancerígenos.
"En este caso, las células madre se separan, pero no se estimulan. Además, habrá un seguimiento de ecografías de las mujeres en Lyon", apunta el cirujano plástico del Gregorio Marañón José María Lasso. Así se evita sobreexcitarlas y se espera que su regulación y control corra a cargo del propio organismo donde se implantan.
Fuente: elpais.com